Desde que tomamos la decisión de estudiar una profesión para ser “alguien en la vida” (dicen por ahí), nada más errado puesto que todos ya somos alguien con o sin profesión y lo digo desde la teoría jurídica, por no entrar en otros terrenos que aquí no vienen al caso (este es un blog de derecho y no de espiritualidad ni coaching); sabemos que el camino por recorrer va a ser largo, tendrá sus dulces y amargos, habrán sacrificios para conseguir esa meta que nos propusimos o en el peor de los casos renunciar a ella por diferentes razones.
Así que para ponernos en sintonía con este mes recuerdo la sensación de iniciar un semestre, lo cual no varía mucho a lo que sentía como estudiante y ahora como docente, si así es!!! pues cada vez que inicias un nuevo periodo académico estas a la expectativa de los nuevos desafíos y como no, un poco aburrido porque se acabó la locha y el relax, sobretodo eso, a nosotros los abogados desde que estamos en la carrera nos marca el estrés y el agobio, si señores esto se incrementa con los años y el ascenso en la profesión, porque bien dicen por ahí a mayor escalafón mayor responsabilidad.
Claro, diferente el “estrés” de años atrás, pues pensaba en esas nuevas materias y los profesores que me iban a dictar, lo que había oído sobre ellos bueno o malo, las clases en que tendría que madrugar (pues soy malísima para eso), los huecos que me quedaban en el horario, los libros y códigos que tendría que conseguir, aunque mi casa ya era una biblioteca legal por fortuna. Ahora las cosas han cambiado pero no tanto, pues espero la asignación de materias y grupos a cargo, aunque nadie nos dice a los profes si el grupo es bueno o malo, si sabes por naturaleza que en el aula tendrás los que brillan y otros que aún no han encontrado su luz, pero estos últimos son los que más me gustan pues me recuerdan a mí y depósito toda mi confianza en ellos.
Como profe también tendrás tus angustias preparando clases, organizando talleres, exámenes y calificándolos, a la final todos estudiamos porque nadie puede creer que ser profesor es fácil y que estando al otro lado del aula las cosas son más breves, no para nada!!! ahora lo combinas con tus otras obligaciones profesionales, acudir a audiencias, elaborar conceptos, atender clientes, en fin cada abogado tiene su propio mundo. A la final como te decían “abogado que no estudia le derogan sus conocimientos” y si, totalmente cierto, a menos que quieras cada día ser un poco menos abogado seguirás siendo estudiante siempre, aprendes con el tiempo que no sólo debes actualizarte en la norma, sino que esta profesión se enriquece con la experiencia, pues ojala las cosas afuera se dieran como en clase, pero en la práctica las cosas son bien distintas.
Bueno mis queridos profes y estudiantes que tengan un feliz retorno a clases siempre.