Todos alguna vez escuchamos decir a nuestros padres o abuelos que “Juan” era excelente negociante y eso hace referencia a lo que hoy comúnmente llamamos EMPRENDEDOR. El emprendedor o emprendedora se define como aquella persona que tiene decisión e iniciativa para realizar acciones que son difíciles o entrañan algún riesgo dentro del mundo del comercio o los negocios.
Así pues que todos esperamos obtener éxito y los mejores resultados con la idea de un negocio, en algunas ocasiones nos lanzamos solos y en otras decidimos que mejor vamos acompañados por la razón que sea. De esa forma inician los emprendimientos, algunos con feliz destino y otros, en su gran mayoría lastimosamente, no cuentan con la misma suerte. Muchos son los factores que influyen en ello que van desde la falta de planeación, ejecución del negocio o la pésima elección de escoger a “tu(s) socio(s)” y lo digo por experiencia propia, créanme.
Bueno, el punto aquí es que ese sueño de negocio se haga realidad y para ello debemos legalizar la empresa, o lo que se conoce como la formalización empresarial. Y en este punto radica la diferencia entre hacer tu actividad comercial de manera informal o hacerlo con todas las de la ley.
Cuando haces las cosas al derecho, serán mayores los beneficios y menos los dolores de cabeza, eso sí ASESORATE, tienes herramientas a la mano y son gratuitas, acude a la Cámara de Comercio más cercana para que te brinden asesoría legal y eso sí, decide bien con quién te asocias, pues como lo dije al principio, todos queremos éxito y resultados, pero hay algo que no debes descuidar y es el afecto y la confianza con quien decides emprender. Sí dudas de alguno de éstos dos, mejor re-evalúa la idea y espera, pues tu sueño se puede convertir en tu peor pesadilla.
Recuerda que sólo o acompañado igual deberás cumplir con responsabilidades frente a las normas de impuestos y es clave definir con anticipación la forma cómo cumpliremos. Con o sin sociedad tendrás que definir cómo vas facturar pues tu negocio es una actividad comercial, así que identifica si perteneces al régimen común o al régimen simplificado; no necesariamente todas las personas jurídicas deben pertenecer al régimen común, eso depende de la actividad económica que realizan, es decir, de si venden bienes o prestan servicios gravados con IVA.
Como ven los tiempos han cambiado, los emprendedores de antaño la tenían más fácil, así que si decides ser empresario(a), ten en cuenta consolidar los cimientos de tu empresa para que no venga una ola y derrumbe tu castillo de arena.
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