Desde hace más de diez años inicio mi interés por la relación del Derecho con las nuevas tecnologías, de ahí que mi tesis de graduación del pregrado se titulara “La regulación legislativa y la responsabilidad contractual en el comercio electrónico” con la cual realice mi primer acercamiento a los Tratados de Libre Comercio (TLC), que para ese entonces Colombia se encontraba negociando con Estados Unidos, y fue hasta la Décima Ronda de negociaciones (2006) que se cerró el capítulo en torno al comercio electrónico o e-commerce, orientada bajo los principios legales de la OMC donde predominó el “trato nacional” (dar a los demás el mismo trato que a los nacionales).


Fascinante tema que me permitió concluir la repercusión de la tecnología como herramienta diaria, el comercio electrónico es sin duda un hito en la historia de la humanidad, transformó el estilo de vida de millones de personas no en años sino en cuestión de días, minutos y segundos o para hacerlo más claro, a un simple “click”


Esta fascinación por la globalización y sus efectos en nuestro entorno, me siguió hasta el posgrado, razón por la cual, aunque no seguí propiamente la línea de formación empresarial  y me fui a la esfera de lo público, mi inclinación continuo dirigida a las relaciones internacionales, al mundo globalizado, en esa ocasión elegí los Tratados de Integración Latinoaméricanos y sus efectos en nuestros marcos legales internos.


Actualmente encuentro fundamental que las personas que ofrecen bienes o servicios, desde el pequeño hasta el gran empresario tengan conocimiento de las oportunidades que representa el sistema de convenios y tratados internacionales suscritos por nuestro país, además de las bondades de la tecnología. Muchos empresarios desconocen el potencial que existe de ampliar su negocio en otro país o por el contrario, el de atraer inversión extranjera. Y ni hablemos de los impactos en sector público, a pesar de que hoy parece lejano, tarde que temprano sentirán sus efectos. ¡Hoy los limites no los imponemos nosotros mismos!


Pero ojo, es mi deber decir tambien que no todo es mágico con la tecnología, la cual nos permite acortar las distancias, pues aunque la realización de transacciones comerciales entre empresas de diferentes países pueda llevarse de forma fácil gracias a ella, estas pueden dar origen a situaciones de elevada complejidad de tipo legal, como por ejemplo fiscal que requiere de conocimientos en normatividad como son los Acuerdos de Doble Tributación (ADT), por lo tanto es fundamental realizar un análisis de la actividad comercial transnacional a fin de determinar la conveniencia o no del negocio, recuerda que es mejor hacer las cosas siempre “Al Derecho”.

 

 

 

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