Recién aprobado por parte de la plenaria del Senado la suspensión y eliminación de la denominada “Ley de Garantías” que era el blindaje a la contratación en las regiones en periodo electoral, es decir, la que cuidaba que los recursos del Estado no se desviarán para garantizar cuotas politiqueras, lo que finalmente nos pone frente al mayor acto de impulso a la maquinaria clientelista que alimenta la corrupción en nuestro país.

Ante esa desfachatez uno ya no se cuestiona sobre la honorabilidad de los Congresistas, pero si sobre el rumbo de nuestra democracia, pues al aprobar gabelas para mantenerse en el poder, se están descaradamente reeligiendo con campañas financiadas que sacan de nuestro bolsillo, pues no olvidemos que gran parte de los recursos del Estado, son el dinero suyo y mío, que se recauda de nuestros impuestos, las cosas al derecho.

Ahora bien, ante la imposibilidad de cambiar lo decidido yo me pregunto si la indignación será suficiente o si mejor pasamos a la acción. Pues como dice Adela Cortina, “una democracia no se construye con gentes que se conforman con ser mediocres, una democracia se construye con gente que trata de hacer lo mejor y se esfuerza por llegar a ser excelente”, así que es imposible seguir quejándose del Congreso si no se hace nada para renovarlo y esa será la responsabilidad que tenemos como ciudadanos en los próximos comicios.

Debo decir que, aunque nuestra Constitución no exige requisito alguno más allá de ser colombiano y cumplir con una edad específica para ser Congresista, uno si esperaría que quienes aspiran a ocupar estos espacios de poder sean autocríticos y tengan la vocación de servidor público. Pues quienes no la tienen, probablemente se desempeñarán sólo motivados por incentivos económicos que los hace vulnerables y los lleva a hacer trampa.  

Así que no olvidemos que la confianza sólo es posible si quienes nos representan cumplen con ese mínimo y han tenido al menos algo de prestigio ¡no fama!, sino algo de reconocimiento en su trayectoria profesional u ocupacional, lo que les permitirá enfrentarse a los retos y desafíos que exige el legislativo, pues el control político, el proyectar una ley, debatirla y aprobarla, entre otros, requiere un mínimo de competencias y conocimientos. ¡Pues no podemos permitirnos que quienes elijamos lleguen a aprender o adquirir experiencia en una institución totalmente desprestigiada que requiere resultados positivos de forma urgente!

Como dijo Santander “colombianos las armas os han dado la independencia, pero sólo las leyes os darán la libertad” y si Ud. como yo ve las cosas al Derecho, no podemos dejarle nuestra libertad en las manos de cualquiera. ¡Ojo al 2022!

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